A partir de hoy , comenzaré a publicar los poemas del poemario
del Poeta Chema Muñoz.
" LA EDAD DEL MAR"
Dedicatoria:
A los que nunca supieron por qué se les cercenó la vida y a las almas que lucharon entre amasijos de carne y de hierro para ausentar de sus cuerpos el dolor, aquel inconcluso 11 de marzo maldito...
A los niños que se fueron obligados por la muerte…
A ese tiempo perdido en manos de quién se amó solo a sí mismo.
A quienes creen ser dioses y destrozan universos.
A esos que han olvidado ser hombres y se han vuelto alimañas.
A los mundos que acompañan a este pequeño diamante llamado Tierra.
A mis amigos de verdad o solo a ese que lo es desde el alma, Antonio Rivas Carreño.
A mi Esposa, a mis hijos, a mis nietos.
A todos vosotros lectores, depositarios de estos versos.
Chema Muñoz©.
PRÓLOGO:
El problema con la poesía es que su intención es la de no ser clara, el poema usa un orden en las palabras distinto al de la vida cotidiana, pues intenta describir imágenes que no existen pero que despierten en el lector reacciones muy reales, o puede incluso en ocasiones no tener otro objetivo que el de experimentar con sus propios sonidos, sin que sus palabras tengan un sentido lógico. Los mensajes en poesía resultan a veces indescifrables porque están “escondidos” en la Metáfora, una de las más bellas Figuras Literarias en lengua española, figura de significado, equivalente al empleo de una palabra o frase con significado ajeno al suyo propio en base a una relación de semejanza, metáfora que utiliza el Autor, Chema Muñoz, con evidente maestría.
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No obstante, la poesía pretende contar una historia, limpiar los caminos, encaminar con verosimilitud los sentimientos, aligerar la pesadumbre del ser humano, el peso de su alma, airear los silencios, dar salida al desconcierto de los amores o desamores, frenar la tristeza tremenda de una ausencia o del olvido renuente e incontenible, hacer retratos con palabras del paisaje, describir una caricia, poner en verso un beso o las inclemencias del tiempo, en definitiva un sinfín de sensaciones.
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Chema Muñoz nos presenta su Poemario que se caracteriza básicamente por el ritmo. Éste puede ser de diversas formas. En la teoría del Arte Poético se subrayan cuatro formas rítmicas predominantes: el ritmo sintáctico, el ritmo de pensamiento, el ritmo interior y el ritmo de imágenes acumuladas. Por lo general, se apoyan en las figuras retóricas, en la repetición de elementos sintácticos y en la Metáfora. También sobresalen, en función del ritmo, el lenguaje narrativo y la organización tipográfica al gusto del poeta, aunque el caligrama no figura como estructura versal, sin embargo, se observa a menudo la destrucción del verso y la descomposición de la palabra, causando un efecto arrítmico que hace imposible, en ocasiones, su pronunciación, funcionan por ello como imagen visual, sin negar las posibles significaciones. Dicha libertad creativa, quizá excesiva en algunos casos, provoca reacciones de la crítica fundada en conceptos tradicionales, pero, por otra parte, no es posible detener el impulso creativo de la vanguardia, que no es el caso del presente Poemario.
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Pues Chema Muñoz se sirve de un lenguaje sencillo y cercano a la prosa, a la vez que se recrea en la nueva mitología modernista basada en el individualismo, en los relatos de sus propias experiencias, en un tratamiento revolucionario del impulso erótico y en la creencia en los valores universales de la democracia, rasgos novedosos de toda su poética, en línea con el romanticismo y con la comunión entre los hombres y la naturaleza de signo cercano al panteísmo, en línea con el movimiento anarquista revolucionario de mediados del Siglo XVIII.
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En esta obra, se vislumbran varias cuestiones que se plantea el Autor, profundizando de alguna manera en la dinámica de la evolución personal, social y familiar, con carácter general, así como en el mundo de las costumbres y valores humanos. Pero primordialmente el tema central de su poemario viene referido a la dicotomía amor-desamor, con un especial hincapié en los amores ausentes, a distancia, o perdidos y, especialmente en el erotismo, la vida, la muerte y los problemas de ultratumba,
Como ya he dicho, el tema central del poemario de Chema Muñoz, viene referido al amor y al desamor, pero contempla también diversos subtemas, como son: la forma impecable y el simbolismo que requiere la correspondencia entre las sensaciones, la musicalidad y el arte de sugerir, la actitud de evadirse de la realidad circundante con la que no está de acuerdo, desprecia lo vulgar y cultiva la belleza, le gusta huir a lo lejano, a lo insólito, a lo clásico y a lo mitológico, a lo exótico, a los dioses y a las ninfas, es vitalista e intimista, melancólico y nostálgico, ama la sexualidad, sobre todo en el otoño crepuscular, intenta renovar su lenguaje, domina con evidente precisión la utilización de todos los recursos lingüísticos o figuras literarias, y tiene muy en cuenta que en su poesía son esenciales la acentuación silábica y el ritmo, por su faceta de cantautor. Siente cierta predilección por la juventud, la senectud, los amigos, la vida y la muerte, los problemas de ultratumba, la soledad, los sueños, la naturaleza y sus catástrofes, la paz y la violencia, el maltrato de género, la familia nuclear, Dios y la bonhomía del ser humano y, singularmente, por la belleza de la expresión poética.
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Antonio Rivas Carreño Abril de 2018
1.- ESPUMA DE PLAYA
Tengo miles de versos en las manos
y una luz me sigue iluminando,
soy ese borracho de cientos de palabras
en una isla donde rompen silencios
los ecos de sus danzas.
Abandonado a todas las arañas,
escondido entre grietas donde el fuego
mece los tatuajes abrasando la piel
y perdido el paraíso que le cantaba al mar.
Tengo miles de ninfas al borde de la lluvia
y los bosques de oro se quejan de su abrazo,
sepultando a su paso los acordes de cantos
que se duermen de muerte, cuando nace el asfalto.
Hay miles de gnomos bailando entre la hierba
recogiendo las migas de un sol embravecido,
excavando en la luz de un tenue mediodía
que se va anocheciendo en sombras casi ciegas.
Tengo sueños en salones de espejos
con ventanas que dan a un dulce amanecer
cargado de solsticios y de malignos abrazos
reposando en los juegos de estatuas de jardín.
Hay un hueco en el alma, una lata vacía,
los muros que derrumban sus ángeles pintados
la oscuridad de un viejo con las alas caídas
y una hilera de hormigas pegándose el festín.
Yo sigo en el saqueo de palabras furtivas
de amapolas, de vientos, del trino de una hoja,
del amor que despoja desde dentro de sí
toda la cobertura que le diera ese mismo amor
que se fundió hace tiempo muriendo en un adiós.
Tengo miles de versos reventándome el alma
ocupando los meses en los que nace el agua
y me hallo en conflicto con mis propios deseos,
deseos de tenerte un día, los de vivir al viento,
los de beber tus senos, los de contarte un cuento,
amándote por todo y sintiéndome en tu centro.
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La escarcha comienza sus dibujos,
es pálida la tarde y se sientan las hojas
a la puerta del campo del final de los fríos,
ya casi adormecidos los sauces no lloran
y de mis manos cae la manzana cansada,
con el sonido silente de un día que se duerme
mis ojos van en busca del recuerdo de un beso
aquél que tú y yo pintamos con espuma de playa.
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Chema Muñoz©
